13.8.23

Ojalá bye 2023.

Sí, y yo aquí en agosto ya creando mi “texto de despedida” para este horrible 2023. 

Ojalá fuera diciembre y se acabara ya. 


 Adiós a mi peor año. Un año en el que me he/han hecho sentir ser la peor persona del mundo (sin serlo), me he/han infravalorado, hecho creer que no valía la pena y remplazado en cuestión de meses. Un año en el que creo que he tocado fondo y creído muchas mentiras. Pero un año en el que me he dado cuenta de que por suerte estoy rodeada de las mejores amigas que se puede tener, de los mejores papis, de mi Nami y de muchos amigos que han sido un descubrimiento fundamental. Todos han sido mi salvavidas a cambio absolutamente de nada, más que de lloros y conversaciones en la que entraba en bucle una y otra vez. Un año en el que aprobé las oposiciones del SAMU, hice un curso de enfermería en helicóptero (entre muchas otras cosas), me enamoré un poco más si se puede de trabajar en urgencias, tuve mi primer mes oficial de vacaciones, me borré unas coordenadas que nunca debí tatuarme, me compré un anillo precioso y lo devolví porque no creí merecérmelo, y quise cortarme el pelo para ver si así se acababa  “mi mala suerte” (pero menos mal que no lo hice (aún) ). Un año de mucho trabajo emocional, sobretodo con y contra mi misma. Un año en el que al final he conseguido (aunque a días) tener el amor más valioso, el propio. 

Querido 2024 con que no seas como este, me conformo. ”


Seguro que de aquí a diciembre cambio muchas cosas, seguro que de aquí a diciembre el año mejora, seguro que…..

9.8.23

Estoy cansada. Nuevamente mentira tras mentira. No entiendo el por qué la gente no tiene el suficiente valor de decir las cosas a la cara, o al menos, si no es a la cara, no decir mentiras a tus espaldas. De si tienes nueva novia formal dilo (que enterrarse de algo así a través de una red social después de casi ocho años no le gustaría a nadie), no me lo escondas. De si no me quieres conocer dímelo, no desaparezcas. De si no te intereso, ten el valor de decirlo, que no pasa “nada”.  Estos ocho meses me he topado con mucha gente. Gente buena, gente mala pero sobretodo gente mentirosa. Gente que aparece, te “utiliza”, te regala los odios y posteriormente desaparece, así, sin explicación alguna. Gente que después aparece con ridículas excusas para ver si “caes” y te “recupera”. Y yo ya me he cansado.

Me he cansado de que me tomen el pelo. Yo soy buena, demasiado, y por eso quizá la gente se aprovecha más de mi. Saben que lo que me piden lo hago. Saben que en lo que puedo ayudo y que si tengo que sacar la cara por ellos lo hago; pero hasta cierto punto. Este año me estoy dando cuenta que de tan buena también soy “tonta”. “Tonta” por no saber decir que NO. Y eso, como otras miles de cosas las estoy trabajando también.

Me he propuesto (nuevamente) dejar que todo fluya. Intentar no ser tan cuadriculada (y en ese sentido vamos poco a poco mejorando), intentar dejar de tener todo tan planificado. Y es que lo malo de planificar y de emocionarse, es la frustración al verse que tus expectativas no se cumplen. Siempre he sido una persona de tener las ideas claras de lo que quiero, pero cada día estoy más segura de lo que no quiero.

No quiero mentiras, no quiero fantasmas, no quiero el vacío, no quiero la indiferencia, no quiero infidelidades; pero sobretodo no quiero ser infravalorada. Y lo más importante y lo que más trabajo me está llevando, no quiero infravalorarme a mi misma.